Primavera Sound 2011 (Parte I)

Festival celebrado en el Parc del Forum y el Pueblo Español de Barcelona, del 25 al 29 de mayo de 2011.

Primavera Sound (Barcelona)

¡Mucho que contar, mucho que contar…! Y, como no quiero enrollarme, lo haré telegráficamente. Reseñas cortitas, para variar; que son muchos conciertos. Antes de nada mencionar, eso sí, de un lado, el extraordinario crecimiento (y consiguiente masificación) del festival. Nada que ver con ediciones anteriores en las que, al menos, se podía respirar. En este había tal cantidad de gente que tenías suerte si en algún concierto podías estar a menos de treinta metros del escenario. El número de escenarios ha pasado de cinco a ocho, haciendo inabarcable el programa. Para asistir a cada concierto, tenía que sacrificar al menos otros dos que me interesaban. Y las jornadas resultaban extenuantes.

De otro, los fallos en la organización. Sobre todo, el caos de las tarjetas. La organización, muy moderna ella (o desconfiada con los trabajadores, según se quiera ver) sustituyó en esta edición los tradicionales vales de bebida por un sistema prepago asociado a las tarjetas de acceso al recinto. Y yo no recuerdo que el sistema funcionase ni un minuto en todo el tiempo que estuve allí. El primer día, nada más entrar, fui a pedir una cerveza a la barra, me dijeron que el sistema se había caído… y ya no volvió a levantarse. Lo cual ocasionó un curioso efecto: algunos días era posible observar a decenas de chavales recorriendo las cales del Maresme a altas horas de la madrugada, buscando un cajero automático que tuviese todavía efectivo. Y es que hay conciertos que es difícil aguantar sin una birra. Gracias a Dios, no fue el caso en la mayoría.

Y, por último, la exagerada lejanía del escenario Llevant con respecto al resto, que obligaba a interminables peregrinaciones (nunca de menos de un cuarto de hora) para llegar a algunos conciertos de los cabezas de cartel y que hizo que más de uno desistiese de acercarse por allí para los últimos conciertos de a noche.

Ahora, al grano:

Jueves 26 – Parc del Fòrum

P.I.L. (Public Image Ltd.)

P.I.L. (Parc del Fòrum, 26-05-2011)

Al grupo de John Lydon le tenía yo ganas. Soy consciente de que a muchos de los que allí estaban les interesaba más ver al Johnny Rotten de los Sex Pistols que el grupo que iban a escuchar. Probablemente nunca hubiesen escuchado nada (o lo hubiesen hecho, pero sin saber de quien se trataba). A mí, sin embargo, P.i.L. me fascinaron desde el momento que una amiga me copió un disco de ellos hace años. No podía creer que el cerebro detrás de aquel proyecto, que a veces sonaba a The Cure, a veces a Talking Heads, a veces a New Order, a veces a Sisters of Mercy, fuese el mismo mamarracho que cantaba en los Sex Pistols. Porque, aunque me gustasen los Sex Pistols, hay que reconocer que Lydon, en aquella época, era un “freak” y un pirado; y tampoco tengo demasiado claro que haya dejado de serlo. Yo siempre pensé que el que tenía talento de los Pistols era Glenn Matlock, pero en fin… Había escuchado a Lydon cantar en el Leftism de Leftfield, pero pensé que era uno de esos guiños tan habituales de los grupos de “breakbeat” a los grupos “punk” de los 70. Pero me equivocava.

¡Joder! ¡La primera reseña y ya me estoy enrollando! ¡Mal vamos! Lo dicho: me encantan P.i.L. Me fastidió que Lydon hubiese aparcado el grupo en los noventa para retomar, junto a Paul Cook y Steve Jones, los Pistols (grupo mucho más célebre, pero de infinita menor calidad). Siguiendo la tónica dominante este año en el festival, este es uno de esos conciertos de “recuperación de mitos”; algo así como una retrospectiva de grandes éxitos. Y P.i.L. no defraudaron: “This is what you want, this what you get”, “The Flowers of Romance”, “(This is not a) Love Song”, “Rise”… Se echaron en falta, para mí, temas como “Warrior” (¡habría que haber visto qué hacía ese prodigio de guitarrista que llevaban con ese tema!), “Radio 4” o “The Order of Death” (que quizá no pegaban con el resto del repertorio).

Un John Lydon un tanto ajado, pero en buenas condiciones, y extraordinariamente más sobrio y comedido de lo que esperaba, ofreció una actuación que, si bien no fue memorable, cumplió con creces mis expectativas. Un notable alto. Y todo ello a pesar de obviar la parte más electrónica de su repertorio, y tirar por una vertiente algo más “punkarra” y “rockera” en los temas que interpretó.

Grinderman

Nick Cave (Fotografía de Dani Cantó)

Soy fan de Nick Cave desde hace años, pero si Grinderman no terminaba de convencerme como propuesta (unos “Mini Seeds” más roquerillos y sucios, pero un tanto “cascaetes”) este concierto me dejó claro por qué. Tedioso y aburrido, un Nick Cave que intentaba llevar su sempiterna seriedad al lado de la mala leche, desatinó al intentar pasar por Iggy Pop ante un público que, a pesar de su devoción por el australiano, huyó de la extraordinaria masificación en el escenario San Miguel mediado el concierto. Y no sería porque Cave no se entregase hasta la extenuación: corrió de un lado a otro del escenario, se zambulló entre el público, se retorció… Pero no hubo manera: aquello no lo salvaba nadie.

Habría estado bien que se marcase algún tema de los Bad Seeds. Y habría estado aún mejor que, aprovechando la presencia en el festival de Blixa Bargeld (con Einstürzende Neubauten) y de Mick Harvey (acompañando a PJ), se hubiesen marcado un tema como en los viejos tiempos. Pero no pudo ser. El resultado: un directo discreto, bastante descafeinado, para amantes poco picajosos del “hombre trituradora”.

Interpol

Interpol (Fotografía de Nottooamused)

Lo primero que me dejó impresionado de Interpol no pertenece, necesariamente, al ámbito musical. Fue el prodigioso dominio del castellano de Paul Banks, que nos dejó atónitos: hablaba como si fuese de aquí de toda la vida. Porque sabías quién era, que si no, pensarías que te habías equivocado de concierto.

Sobrios pero entregados y eficientes, los neoyorquinos ofrecieron un repertorio de éxitos interpretados con maestría, pero donde se echó en falta un poco de alma. Cumplieron sobradamente, presentando un sonido perfecto (¡ese bajo retumbate!) y triunfaron. Pero un poco más de “vidilla” no les vendría mal en directo.

The Flaming Lips

The Flaming Lips (Parc del Fòrum, 26-05-2011)

El broche de la noche. ¡El concierto! Estos sí que se salieron. Uno, que ya ha asistido a más de una actuación de los de Oklahoma, y sabe que son espectaculares e impredecibles, se quedó de nuevo anodado por el espectáculo (musical, teatral, audiovisual) que ofrecieron. Describir la marabunta que se da cita sobre el escenario durante sus actuaciones (y que no deja de crecer hasta que no cabe más gente ahí arriba), las extravagantes ideas de su puesta en escena (desde aparecer del interior de una película que se proyectaba sobre el fondo del escenario, hasta pasearse Wayne Coyne sobre el público, metido en una esfera de plástico, pasando por la sempiterna cámara su micrófono y la abultadísima figuración con disfraces temáticos, las linternas, los bastones…) y su carisma desbordante te zambulle en la psicodelia más alocada y extravagante.

Esta vez no ocurrió como en el segundo Summercase, donde me cabreó enormemente que el público se marchase sin reclamarles unos bises, para ir a ver a los plastas de Arcade Fire, cuyo concierto acababa de empezar en el escenario de al lado (concierto, todo hay que decirlo, me pareció que estaba a años luz de los norteamericanos; a años luz por detrás, se entiende). Aquí ni Cristo se movía del sitio. ¡Como para perderse algo! Repasaron todos sus éxitos y se resistieron (mucho) a marcharse (tenían toda la noche para ellos y a un público enfervorizado).

El Guincho

El Guincho (Parc del Fòrum, 26-05-2011)

Como epílogo a esta primera jornada en el Forum del festival, Pablo Díaz-Reixa, El Guincho, nos ofreció un concierto que ni siquiera sabría si calificar como tal. Tres temas (entre ellos, como no, la omnipresente “Bombay”) con los que Pablo, desde luego, se ganó las judías. Tardamos más en llegar al lejanísimo escenario Llevant que el tiempo que estuvimos luego allí. Que una “miniactuación” así figure como reclamo en un festival es indignante. Para el recuerdo, el curioso (y un tanto desangelado y prescindible) espectáculo de chicas jugando al rollo bollo, batalla de almohadas incluida, que dejó el escenario cubierto de plumas. Todo ello mientras un Guincho que lleva cada día más lejos su (consciente) referencia al rollo latino setentero, actuaba, polo blanco de Lacoste incluido, más para cubrir expediente y pasar luego por caja que demostrando algún interés por los que allí estaban.

Conclusión: una primera jornada que hacía presagiar un festival memorable. No en vano, las decenas de miles de personas que allí estábamos no teníamos ninguna duda en considerarlo el gran festival del año.

Lamenté perderme a Triángulo de Amor Bizarro. Pero ya les he visto tantas veces este curso (que, de hecho, empecé entrevistándolos) que, por una o dos veces que me los pierda… Sentí también perderme a Lüger, algo de lo que espero resarcirme el Día de la Música. Y sentí perderme a The Fresh & Onlys; recomendación que me hizo Gari, de Ornamento y Delito, la semana antes de venir, y que son uno de esos grupos que, sin ser cabeza de cartel, darán mucho que hablar próximamente.

No sentí, por ejemplo, perderme a Caribou (a quien sí veré también el Día de la Música, aunque sólo sea para hacer tiempo), que me parece que está extraordinariamente sobrevalorado. Es como unos Animal Collective en versión descafeinada. En fin…

La Fotovoltaica

Edición revisada el 10-09-2011

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