Primavera Sound 2011 (Parte III)

Festival celebrado en el Parc del Fòrum y el Pueblo Español de Barcelona, del 25 al 29 de mayo de 2011.

Primavera Sound (Barcelona)

Sábado 28

¿Empiezo diciendo a los que pude ir o a los que no? Venga: los que no, y ya me lo quito (y dejo el final para una valoración global de los tres días).

Me perdí a Me And The Bees y lo lamento. Como lamento haberme perdido también a La Débil (aunque no lo lamente tanto, porque voy a verles la semana que viene en Madrid). Y otro tanto va por Mujeres, Igloo, Odio París, Tannhaüser (aunque a todos ellos ya les haya visto), Mercury Rev (que, últimamente, me resultan un poco cansinos, pero iban a interpretar Deseter’s Songs), Matthew Dear (por solaparse) y Cuzo con Damo Suzuki (¡joder! ¡Ya van dos visitas seguidas a Barcelona que me pierdo al ex vocalista de Can! ¡Historia viviente!). Pero, sobretodo, lamento no haber cumplido mi promesa de no perderme un concierto de Cuchillo si tocaban allí donde estuviese. ¡Grrrr!

Ornamento y Delito

Ornamento y Delito (Parc del Fòrum, 28-05-2011)

Gari, Rober, David y José se veían un poco fuera de lugar actuando al aire libre, a la orilla del mar y a plena luz del día. Era extraño y ellos mismos lo reconocieron. Tampoco digo que la música de Ornamento y Delito se asocie a sombríos garitos de mala reputación, pero resultaba chocante escucharles en ese entorno.

Logré arrastrar a mis amigas del anodino concierto de Papas Fritas (en el que no aguanté más de tres temas) para ver al grupo que suscita las reacciones más encontradas. Con un sonido excesivamente alto para las dimensiones del escenario Jägermeister Vice, desglosaron, en el breve tiempo de que disponían para ello, algunos de los temas de Rompecabezas de Moda y Perfección Moral, más “Drama en España” y alguna otra genialidad.

Nosoträsh

Nosoträsh (Parc del Fòrum, 28-05-2011)

En un Auditori prácticamente vacío (¡no saben lo que se perdieron!) Nosoträsh, con la colaboración estelar de Pauline en la Playa, de Fernando Alfaro y de Nacho Vegas, desglosaron (y nunca he empleado mejor esa expresión) uno de los álbumes más insólitos e imprescindibles del reciente pop en castellano. Popemas, obra maestra de microcanciones geniales (una suerte de cancioncillas “haiku”) que, aunque no se interpretó en el mismo orden, no se dejó ninguna en el cajón.

Con el azul estrellado del Audiri como marco, y unas logradas y emotivas proyecciones como fondo, las asturianas emocionaron al respetable hasta límites insospechados. Respetable que se lo agradeció en forma de monumental y merecidísima ovación.

Einstürzende Neubauten

Einstürzende Neubauten (Parc del Fòrum, 28-05-2011)

Ya sólo por ver a los Neubauten merecía la pena pasarse por el festival. ¡Grandes, grandes, grandes! Y eso que les tocó lidiar con la más fea: su concierto se solapó íntegramente con la final de la Champions League y con la victoria del Barça, que se proyectaba algo más lejos de allí, en unas pantallas instaladas para la ocasión en el escenario Llevant. Y lo más asombroso es que los berlineses ganaron al Barça. Lograron copar el escenario Ray-Ban, restándoles afición a los chicos de Guardiola, y marcando una goleada de esas que se van a recordar durante mucho tiempo.

Vale que los de Blixa Bargeld son uno de esos grupos que levanta pasiones irracionales y un fanatismo exacerbado entre sus seguidores. Con ellos no hay término medio que valga. Y los que les adoramos, lo hacemos hasta límites demenciales (pensaba que lo mío era grave, pero de vuelta a Madrid coincidí en el metro que me traía del aeropuerto con una pareja, que debía haber vuelto en el mismo avión que yo, y que llevaban tatuado en el brazo el símbolo de los Neubauten; además, bien grandecito). Y esta noche demostraron a propios y extraños por qué es así.

Einstürzende Neubauten no es un grupo convencional. Nada convencional. No hay más que ver el arsenal de artefactos que utilizan para elaborar su música (y que ha llegado a protagonizar la contraportada de alguno de sus discos). Máximo exponente en activo de la música industrial, viendo la impresionante amalgama de objetos que emplean, uno no puede menos que pensar “¡pero qué coño se habrán tomado estos tíos!” (esa fue la reacción de un amigo cuando le enseñe, hace años, una grabación de uno de sus primeros conciertos: “¡hay que ver lo que hacen las drogas!”). Pero no es así: los Neubauten son la vanguardia experimental en la música popular. Y son plenamente conscientes de ello.

Si, en su momento, se llegó a decir de Blixa Bargeld (cuando aún era el guitarrista de los Bad Seeds) que era capaz de extraer cualquier sonido de una guitarra, ¿por qué no iban a demostrar entre todos que son capaces de sacar cualquier sonido de cualquier cosa? Dicho y hecho: planchas y barras de metal ejerciendo de percusiones, turbinas de avión ejerciendo de sintetizadores, compresores de aire ejerciendo de bajos… Un arsenal de la industria pesada al servicio de estos ex dadaístas, que han sabido envejecer genialmente, adaptándose a los tiempos e, incluso, yendo por delante de ellos (echadle un vistazo, si no me creéis, a mi extenso artículo de hace unos meses sobre la llamada “Ley Sinde”).

Einstürzende Neubauten (Parc del Fòrum, 28-05-2011)

Además, la forma en la que se desgañitan sobre el escenario te hace cuestionarte nuevamente si no se habrán tomado algo. Porque su entrega y energía son brutales.

Para la ocasión, rescataron algunos temas de su mítico Silence Is Sexy (“Sabrina”, “Redukt”…), otros de su más reciente Alles Wieder Offen (“Let´s Do It A Dada”) y alguno de sus primeros trabajos (“Haus Der Lüge”), en un concierto, eminentemente, en inglés; motivo por el cual eché en falta temazos como “Nagorny Karabach” (del citado Alles Wieder Offen), “Ich Gehe Jetzt” (del también genial Perpetuum Mobile), o “Armenia” (de Zeichnungen Des Patienten O.T.) pero que no sirve para excusar la ausencia de “Blume” o “The Interim Lovers” (de Tabula Rasa).

Apabullantes, hicieron legión de conversos entre los curiosos que se acercaron a ver a qué sonaban los del nombre raro o aquellos que se acercaron por recomendación de un conocido. Con una vitalidad pasmosa, pero sin alejarse de la sobriedad que les caracteriza en estos últimos años, facturaron el que, para mí, fue el concierto del festival.

Y, para colmo, pragmáticos y originales como ellos solos, terminado el concierto nos lo pudimos llevar a casa grabado en un pendrive que guardo como pieza de coleccionista y recuerdo de un concierto impagable.

PJ Harvey

PJ Harvey (Foto: Inma Varandela - slithersmusiczine.com)

Logré abrirme paso hasta las primeras filas (mejor no preguntar cómo ni a qué precio) en el abarrotadísmo concierto de PJ, para encontrarme con la mozuela enfundada en un blanquísimo traje de novia clásico, tocada con un penacho de plumas indias, como si de una Björk se tratase. De hecho, la blancura de su indumentaria (que llamaba la atención a muchísmos metros de distancia), unida a la iluminación focalizada sobre ella, impidieron hacer una foto en condiciones en todo el concierto: era como un inmenso estico, rebotando la luz desde un lado del escenario. En el otro, John Parish y Mick Harvey, alternando las guitarras y los teclados, para llevar ante el público el grueso de Let England Shake.

Un concierto íntimo (a pesar de la marea humana allí presente) y sosegado, centrado en los temas de sus últimos trabajos (quizá se echó en falta a la Polly Jean más rockera de los 90 o a la de mi álbum favorito, Stories From The City, Stories From The Sea). Dejó caer “The Devil”, “Pocket Knife”, y unas sorprendentemente tranquilas “C’mon Billy” y “Angelene” (en la que, al menos donde yo estaba, prácticamente no se escuchaba el piano).

Una PJ más radiante y feliz que en otros conciertos en los que la he visto (en alguno, incluso terminó llorando), que, sin llegar a la altura de otras veces, clavó al público al suelo con un ejemplo de contención que, hace unos años, ninguno hubíeramos podido llegar a imaginar.

Mogwai

Mogwai (Foto: indiespot.es)

Mogwai tenían hoy un buen día. Como ya dije arriba, no siempre es así. Las fluctuaciones en la calidad (en disco y en directo) del grupo son tan enormes que yo, en sus conciertos, he llegado, desde a estar extasiado, hasta dormitar directamente. Pero hoy lo han bordado. Una pena que una marabunta humana, en el interminablemente alejado escenario Llevant, me impidiese ver el concierto de forma más decente.

Y tuvieron un buen día porque, amén de varios temas de su nuevo y nunca bien ponderado último disco, nos regalaron esas joyas que son “Autorock” (que ni siquiera se dignaron tocar en la gira de presentación de Mister Beast), “Glasgow Megasnake”, “Hunted By A Freak” o “Batcat”, con la que cerraron el concierto. Unos Mogwai en estado de gracia que, es de esperar, estarán girando su Hardcore Will Never Die, But You Will para finales de este año, principios del que viene. Veremos si, para entonces, aún les duran las pilas de este concierto que nos a puesto a todos los pelos como escarpias. Notable alto con opción a un sobresaliente.

Animal Collective

Animal Collective (Foto: Toni Rosado)

Lamentablemente, los que no tenían un buen día eran los Animal Collective, de nuevo reconvertidos en cuarteto. Si bien, los últimos álbumes en solitario de Avey Tare y Panda Bear me gustaron, y su Merriweather Post Pavillion, en disco, me encantó, en directo sonaban como si estuviesen ensayando, pero sin tomárselo demasiado en serio. Anodinos, los temas resultaban intercambiables y sin gracia. El sonido, plano e insuficiente para llenar adecuadamente todo el espacio del escenario San Miguel, tampoco acompañó, precisamente.

Una “Brother Sport” que a mí me sonó a tema de El Guincho con coros de Adiemus fue ya el colmo. Un continuum aburrido y un tanto impersonal que, todo hay que decirlo, quizá no me “llegó” porque ese día ya llevaba media docena de conciertos a las espaldas… ¡y lo que me quedaba! Además, escucharlos desde el fondo del escenario, más en el Ray-Ban que en éste, pues como que tampoco ayuda.

Holy Ghost!

Holy Ghost! (Foto: Kaixo FM)

Decidí pasar de viajar hasta el escenario Llevant para ver a DJ Shadow (que, por cierto, ¿no dijo hace un par de años que iba a retirarse? Yo fui al que se suponía que iba a ser uno de sus últimos conciertos), y me quedé cerca para ver a los neoyorquinos Holy Ghost! Con un sonido extraordinariamente parecido a New Order, a los que incluso versionan/homenajean (véase como se quiera) en el genial videoclip de “I Will Come Back”, y una especie de “revival” ochenteno, perfectamente adaptado y actualizado, la parejita bordó uno de los mejores conciertos de la noche (fueron una de las grandes sorpresas del festival). Ya sólo por eso debería bastarme.

Tecnopop del bueno, bueno. Como hacía tiempo que no se veía. Un arrebato de sano hedonismo, de esos que pueblan sus soberbios Static On The Wire y Holy Ghost!, con las justas (y muy acertadas) referencias a la música de mi infancia (¡sí: es lo que tiene haberse criado en los ochenta!).

Y creo que eso fue todo, que no es poco. Tres días hiperactivos (porque no sólo de festivales vive el hombre, y durante mi visita a Barcelona aproveché para hacer otras cosas), que pudieron ser aún más si me hubiese dado por pasarme el domingo por el Pueblo Español. Pero ya no tenía el cuerpo para más (que uno ya va teniendo una edad).

A modo de conclusión (creo que antes dije que reservaba este espacio para una): recapitulo sobre lo dicho al comienzo. Se aprecia una notable evolución en el festival, que lo ha llevado, año tras año, a convertirse en la gran alternativa nacional y de calidad al FIB. Pasado el año anterior, donde se optó más por la vanguardia musical, muy en la línea de algunas de las primeras ediciones, éste ha sido el año del crecimiento espectacular (ocho escenarios sirven para no dar abasto y 70.000 personas son una burrada, hasta para el recinto del Fòrum).

Su estatus de gran festival del año lo corrobora el que no se ha dejado fuera a casi nadie. La mayoría de los que no han tocado, lo han hecho por problemas de agenda o de otra índole; porque el cartel de este año ha hecho un esfuerzo titánico por aunar géneros (siempre dentro del “indie”, claro). Quizá habría sido deseable que los grupos nacionales no hubiesen sido confinados a horas tan intempestivas (¡poco más y tocan por la mañana!), y la estupidez de las tarjetas prepago fue una de las mayores faenas del festival. Pero nada consiguió lastrar (al menos, no irremediablemente) la que, sin duda, ha sido la cita musical del año.

El Parc del Fòrum (Barcelona)

Edición revisada el 10-09-2011

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